Monday, June 13, 2005

2666 Bolaño y Pérez-Reverte

Vuelvo a leer 2666 de Roberto Bolaño que son 4 novelas de diferente factura que se interconectan entre sí,como lo hacen también con otros relatos de Bolaño, desde un inicio misterioso casi solo para bibliófilos (como Los Detectives Salvajes) va construyendo una multiplicidad de historias rizomáticas con la magia de Marcel Schwob, el humor de De Quincey, respetuosos saludos a Borges (quien creó la cofradía de Schwob en latinoamérica), sin embargo, es Bolaño único en su estilo dejando su alma y su vida en su escritura postrera.
Un espectro recorre todo el libro, un espectro ético, que pide justicia, que nos hace llorar y enfurecernos, es el espectro de la mujeres y niñas maltratadas y asesinadas en Ciudad Juarez, que es tambíen el espectro de las mujeres abusadas y discriminadas en todo el mundo, son las muertas sin nombre que aparecen en cualquier punto de la tierra, la mitad de la humanidad que sangra una vez al mes por toda la humanidad. ¿ Es posible escribir aún con una causa justa? Bolaño demuestra que sí.
De sus ensayos postumos quedó un comentario sobre Perez-Reverte, muy respetuoso por lo demás, señalando que no toda la literatura debe pasar por la venta masiva, tal como en el cine hay un cine de entretención hay también un cine reflexivo, son posibles ambos espacios, como también opiniones contrarias, el tema es aceptar esta diversidad no aniquilar uno de los polos, así lo entendía Bolaño.
Perez Reverte reaccionó al cebo de los periodistas que buscan conflicto y cobardemente se permitió insultar a un muerto sin haber leido lo que este dijo.
Claramente Perez Reverte sigue la senda de Dumas intertextualidad que expone orgulloso , como en 'La Reina del Sur' la narración se estructura en el esqueleto del Conde de Montecristo, y por cierto no desmerece en nada lo entretenido de su escritura, su mundo carece de ética y construye una oda a los narcos donde Bolaño nos remece la conciencia del bien y el mal. Son dos miradas opuestas, pero, ambas necesarias, no le pueden faltar a la literatura hispanoamericana. Lo de la ética es ya una opción personal, como enfrentar a Sade y Dostoievsky.